Dentro del sector existía un tramo de unos diez metros de longitud donde el acerado ha sido afectado por un deslizamiento. Se realizaron cuatro perfiles de sísmica de refracción y tres sondeos. En uno de los sondeos se instaló una tubería inclinométrica, con el objeto de determinar los desplazamientos horizontales correspondientes a diferentes intervalos de tiempo.

El ensayo de inclinometría es uno de los principales métodos de control de movimientos de taludes y laderas naturales a diferentes profundidades. Consiste en la medida de la deformación de tuberías inclinométrica que son introducidas en sondeos. Estas deben atravesar por completo la zona en la que se prevé el deslizamiento y llegar al sustrato estático. Para la medida de estos desplazamientos se utilizan inclinómetros; éstos son aparatos que transmiten una señal eléctrica que es proporcional a la inclinación. Las diferencias entre las medidas realizadas a distintas profundidades y fechas permiten monitorear los movimientos transversales al sondeo a través del tiempo.

La solución para lograr la estabilización del vial consistió en frenar el movimiento horizontal mediante micropilotes emplazados en dos filas y colocados al tresbolillo en el borde externo del talud, empotrados en la roca sana, un mínimo de tres metros, inclinados 80 y 110º respecto a la horizontal.